Hemos visto en los últimos tiempos algunas aguas minerales que pertenecen a regiones muy distantes entre sí y que presentan características peculiares, es así que hoy tendremos de Dinamarca, país ubicado al norte europeo, su agua mineral Krusmolle Kilde.
Entre los países nórdicos, Dinamarca, o como se la conoce también, “La marca de los daneses”, es el más pequeño de los países y el más sureño de este grupo, el cual consta de 407 islas, siendo hasta el años 2009, habitadas por 79 personas. Con el único país que limita por tierra es con Alemania, y se une desde hace una década con Suecia por carretera y ferrocarril.
A partir de 1521, el Duque Hans “El Viejo” fundará Krusmolle y será en 1561 cuando descubrirá una fuente, no solo de agua natural, sino también una fuente de trabajo para los habitantes del pueblo que se dedicarán a desarrollar todo tipo de actividades relacionadas con dicho manantial. Años más tarde, la fuente se convertirá en propiedad de Duque de Gottorp y a partir de 1713 quedará en manos del rey.
La composición mineral del agua Krusmolle Kilde es la siguiente:
TDS: 330 mg/litro
Dureza: 224 mg/l
pH: 7.7
Calcio: 80 mg/l
Magnesio: 6 mg/l
Potasio: 2 mg/l
Sodio: 21 mg/l
Nitratos: 0,01 mg/l
Sulfato: 25 mg/l
Cloruro: 31 mg/l
Este agua mineral se presenta con un aspecto brillante, aromas que indican frescura y tenue y fina salinidad y en boca una tersura que está dada por el recorrido mineral aportado por el calcio que le otorga a su vez una leve persistencia en la boca. Lo cierto es que las pequeñas dimensiones que marcan la geografía de Dinamarca, las anquilosadas estructuras de un lejano pueblo local y las antiguas historias y sucesos ocurridos con la transición de esta fuente de agua mineral, serán el cuadro perfecto que iluminará y embellecerá el nacimiento de una de las más sorprendentes aguas minerales de Europa. Bon Appetit