23 de octubre de 2013

Cata de Agua

¿Por qué catamos el agua?

En los últimos tiempos, la sommellerie ha abarcado y abordado diferentes temáticas, las cuales nos han permitido interpretar y transmitir los productos para un público cada día más motivado de conocimiento y de reconocimiento de sus sentidos. El agua mineral se incluye, cada vez más, en estos espacios de degustación, por lo que sería importante destacar en que consiste y que sería necesario identificar en cada uno de los aspectos del análisis del agua.

Con el agua mineral surgen las mismas inquietudes que algunos otros productos, pero quizás con más ribetes de curiosidad, ya que las preguntas casi siempre van atadas a las respuestas, por lo que es de sentido común escuchar en palabras de mucha gente: “¿Qué aroma va a tener el agua?”, “El agua es insípida, inodora e incolora”, “¡Si el agua no tiene gusto!”, y muchas otras frases que van en ese sentido.

Es por ello que es importante aclarar ciertos factores y algunos aspectos que determinan las características esenciales en el agua mineral, y que se traduce, básicamente, en su composición mineral, como también del  mismo modo, conocer cuales son los minerales que predominan en cada una de ellas.
Las aguas minerales se diferencian según su grado de mineralización, y entre tantas clasificaciones químicas y fisico-químicas que existen, vamos a destacar que pueden ser oligominerales, de mineralización débil, de mineralización media y de mineralización fuerte. A su vez, también pueden ser alcalinas, acidulas, salinas, cálcicas, ferruginosas, magnésicas, sulfatadas, iodadas o fluoradas, y pueden ser naturalmente gaseosas, o sea con un gas carbónico proveniente de la fuente misma o permitiéndose el agregado de un poco de gas de la misma fuente, gasificada o con gas, cuando el gas no proviene de la fuente, y no gasificada, la que no contiene gas carbónico, pero vamos en principio al agua y a los sentidos.

En el análisis visual, hay que tener en cuenta su limpidez, que no existan residuos, su fluidez, ya que depende de algún elemento graso que pueda tener, su opacidad, en cuanto a su transparencia y brillo, y la turbidez, teniendo en cuenta factores que sean todo lo contrario a la limpidez, ya que puede llegar a poseer algún residuo extraño.

Para el análisis olfativo, ocurre un hecho llamativo, ya que ciertas sales minerales, permiten sentirse su sabor, más no su olor, y solamente se le pueden percibir olores, por vía retronasal. Las descripciones de los olores son muy variadas, y van desde mineral, picante, con desprendimiento de anhídrido carbónico, moho, por su almacenamiento, ferrosa, provenientes de arcillas férricas, acidula, cuando está con gas o carbonatada, o cálcica, cuando presentan aromas calcáreos.

Y cuando hablamos del análisis gustativo, es importante asociarlo al flavor, porque en es el momento que se bebe, se va a registrar la combinación de aroma, gusto, y todas las sensaciones táctiles. Para el gusto, lo que se va a tener en cuenta es su intensidad, que se representa en cuanto puede llegar a durar el sabor en la boca, el retrogusto, y su sensación percibida en la vía nasal interior, dulce, sin gas, generalmente, salada, rica en minerales, alcalina, con sensación carbonatada, ácida, con algún picor proveniente del gas, y también las hay frescas y equilibradas, cuando no transmiten ninguna sensación predominante.
El agua también tiene su temperatura recomendada para que sus sabores se expresen adecuadamente: en el caso de las aguas que no tienen gas, la temperatura tiene que estar entre los 11 °C y los 14 °C y en el caso de las aguas con gas, entre los 14 °C y los 17 °C, ya que no es conveniente beberlas muy frías porque esto impide percibir todas las cualidades que posee el agua.

Por todo lo señalado, es importante considerar al agua mineral, no solo como una bebida hidratante, permanente y justificadamente asociada a la salud, sino que también tiene la posibilidad y todo un conjunto de cualidades para degustarla ceremonialmente, apreciando cada una de sus sensaciones, y porqué no, descubrir una faceta más entre los placeres de la vida.